PAN EXPULSA A DIPUTADAS
-Por ser proclives a Morena
-AMLO no podrá acabar con corrupción en el poder judicial
-Don Dinero controla la justicia
-Inicia canje de armas por dinero
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Raúl Hernández Moreno
El PAN decidió expulsar de sus filas a las diputadas panistas Linda Mireya González Zúñiga, Sandra Luz García Guajardo y Sanya Silva Arely Orozco, en tanto que le suspendió sus derechos partidistas a Nora Gómez.
A las legisladoras se les acusa de ser proclives a Morena.
Luis René Cacharro Cantú y Félix García Aguiar, fracasaron en su esfuerzo para convencer a las cuatro legisladoras para que no voten a favor de las propuestas de Morena.
Con la expulsión el PAN se achica más. O sea, el PAN se disparo al pie.
El Moyo, en su enorme ingenuidad, sigue creyendo que aún es posible que con nueve diputados el PAN controle el Congreso de Tamaulipas y los recursos económicos, que es lo que realmente le interesa. Ya no será alcalde el próximo año. Adiós a una vida de fabula.
La realidad es que el PAN se fregó. Ya no hay forma de que recuperen el poder, no al menos en el corto plazo. La elección del 2024 ya está definida. La elección va a ser mero trámite, igualito como ocurría en el PRI anterior a 1988.
Morena tiene todo a su favor.
Por otra parte, el Ayuntamiento y la Secretaría de la Defensa Nacional, activaron el programa de canje de armas.
La ciudadanía puede entregar las armas que tiene en casa, el módulo instalado en la explanada Esteban Baca Calderón y recibir a cambio un estimulo económico que va de 800 a 5 000 pesos, dependiendo de las armas o municiones que entregue.
El módulo opera de 10.00 a 13.00 horas, de lunes a viernes.
Por otra parte, en 1856, Ignacio Comonfort y Benito Juárez compitieron en elecciones, el primero para Presidente de la República y el segundo para Presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Ambos ganaron.
En diciembre de 1857, Comonfort se dio un auto golpe de estado y desconoció la Constitución de 1857. A su vez, los conservadores proclamaron presidente a Félix María Zuloaga. Por su parte, Juárez decidió que al faltar el Presidente, automáticamente en su lugar entraba el presidente de la Suprema Corte de Justicia, o sea él, y se proclamó en ese sentido.
Así dio inicio la Guerra de Reforma, a la que le siguió la intervención francesa y el Imperio de Maximiliano, que permitió a Juárez permanecer 10 años en la presidencia, sin elecciones de por medio, porque así lo ameritaba la guerra.
Con estos antecedentes, hoy se explica y se entiende que el Presidente Andrés Manuel López Obrador insista en que magistrados y jueces se decidan en elecciones, en un intento de sanear el corrompido poder judicial, donde el que manda es don Dinero.
La justicia, ayer, hoy y siempre, está a la venta de quien esté dispuesto a pagar el valor que fijan jueces y magistrados. Esta es una verdad de Perogrullo.
Las cárceles están llenas de reos que no tienen la suerte de tener el dinero que les exige el agente del ministerio público o el juez, porque aunque sean inocentes, si no aflojan dinero, no recuperan su libertad.
Pero este objetivo de AMLO por sanear al poder judicial es una tarea que suena imposible. Más que una reforma judicial, el país requiere una nueva Constitución que lo implosione.
Los dueños del dinero, pueden estar tranquilos. No habrá una reforma judicial como la plantea AMLO. Salvo que la señora Claudia resulte más cabrona que bonita.