AUSENCIA DE LIDERAZGO EN EL CONGRESO
Tiempo de opinar
Raúl Hernández Moreno
De golpe y porrazo, el cabecismo y el PAN sufrieron un triple trancazo: perdieron dos votaciones en el Congreso y de paso, se oficializó la remoción del Fiscal Anticorrupción, Raúl Ramírez Castañeda, por no aprobar los exámenes de control y confianza.
El encargado de combatir la corrupción cayó por irregularidades. El persecutor se convirtió en perseguido. El caza ratas se convirtió en rata. Triste destino de este señor, que en los meses anteriores se dedicó a acosar y perseguir a alcaldes morenistas. Se lanzó a la caza en plena campaña electoral y a pregunta concreta negó que se tratara de una persecución política. Lo que ocurría era porque se estaba aplicando la ley. Ahora los morenistas pueden decir lo mismo: se le está aplicando la ley al señor Ramírez.
En el Congreso, el líder de la bancada panista, el neolaredense Félix Moyo García, demostró que carece de liderazgo, que fue puesto en la posición que ocupa porque es un pelele, es manejable, manipulable, es un títere, un zombi sin alma ni corazón.
El Moyo fue incapaz de convencer a la mayoría para que rechazaran la reforma para permitir los matrimonios igualitarios y tampoco los convenció para que votaran en contra de que el ejército siga en las calles hasta el 2028.
Si tuviera dignidad, desde ayer mismo habría renunciado a la junta de coordinación política y a la diputación misma, pero seguramente ha de coincidir con Gonzalo Santos de que la moral es un fruto que da moras.
Don Gonzalo era un cínico y un bribón, pero también un chingón de la política. No andaba con medias tintas ni vociferando que nadie lo doblaba. El actuaba. En 1940 mientras Manuel Ávila Camacho casi lloraba porque creía perdida la elección Gonzalo se fue a recorrer casillas, a robarse urnas, matar opositores y aganar la elección. Leer y releer sus memorias, son un agasajo.
Pero volviendo a los panistas de Tamaulipas. Hasta hace algunas semanas El Moyo y su compañera Imelda Sanmiguel eran señores de horca y cuchillo, se sentían protegidos por la Fiscalía Estatal, los Gopes, el Poder Judicial, el Poder Ejecutivo. De tenerlo todo, han pasado a tener casi nada,
Se sentían poderosos, amenazaban a todo el mundo, daban por hecho que se anularía la elección, afirmaban que no asistirían a la toma de protesta de Américo, que ellos estaban por encima de todo y de todos. Se cayeron como torre de naipes.
Al Moyo no debió gustarle que Edgar Melhem y Alejandra Cárdenas votaran junto con Morena. Las alianzas no son eternas y menos cuando no se es operador ni negociador político.
En la elección de junio de este año al PRI le fue muy mal en las urnas, por haberse aliado con bandidos junto a los cuales el peor de los priistas es un alma de Dios.
El PRI tamaulipeco debió haber aprendido su lección. En el futuro debe alejarse del cabecismo y del PAN. Mejor ir solo, que más acompañado.
Así lo entienden muchos priistas locales como Ramiro Ramos, Jesús Valdez, Cristabell Zamora, pero en la última elección les amarraron las manos y no les quedó otra que ir juntos en una alianza condenada al fracaso.