EL BURRO HABLANDO DE OREJAS
-Cabeza, mitómano y desvergonzado
-Ribereña, insegura desde hace dos décadas
Tiempo de opinar
Raúl Hernández Moreno
Cuando Francisco Cabeza de Vaca mal gobernaba Tamaulipas, recorría las carreteras del Estado en avión y afirmaba que eran seguras.
Y cuando no había otra opción que transitar en camioneta blindada, era custodiado por 200 o más policías.
Ahora que perdió el poder, Cabeza le reprocha al Presidente Andrés Manuel López haber recorrido la carretera ribereña en helicóptero y le dice que debió haberlo hecho en vehículo, pero cuando él era gobernador no lo hacía.
Transitar por la carretera ribereña en un horario de 6.00 a 17.00 horas es relativamente seguro; hacerlo fuera de ese horario, el encuentro con grupos delictivos es inevitable. Así han desparecido ciudadanos ajenos a la delincuencia.
Ese ambiente de peligro ya tiene por lo menos 20 años. Cabeza nunca puso orden y el tiempo dirá si Américo lo hace.
Alguna vez Glafiro Salinas narró que siendo diputado federal cruzó por el puente de Guerrero, en plano día, y en el lado mexicano le salió al paso un grupo de malosos que lo interrogaron con las clásicas preguntas de quién era, a qué se dedicaba, a dónde se dirigía y mientras contestaba uno de los hombre lo identificó como el personaje que regalaba tenis en Miguel Alemán.
A partir de ese memento el trato fue cálido y lo dejaron partir en medio de saludos y buenos deseos.
Dos semanas después regresó, nuevamente llegó a un retén, de nuevo lo identificaron, pero está vez el trato fue áspero, grosero, altisonante.
-¿Otra vez usted? Una la pasamos, dos ya no…y lo regresaron por donde vino, en medio de majaderías.
A Glafiro le fue bien, Cierto, que a nadie le gusta que lo insulten, pero que no le hayan hecho nada, fue ganancia.
A otros diputados, como Rosa María Alvarado y Aurelio Uvalle, en casos diferentes, la delincuencia los retuvo, los interrogaron y los dejaron ir. Y fue en territorio neolonés.
La seguridad en las carreteras de Tamaulipas ha mejorado en los últimos años, es innegable, pero sigue habiendo zonas inseguras, como la ribereña. Cabeza no hizo absolutamente nada, durante su sexenio, para mejorar la seguridad en ese tramo y no se vale que hoy eche culpas al Presidente. En todo caso, los dos son responsables.
Y pensar que hace tres lustros existía el proyecto de ampliar la carretera ribereña para que tuviera cuatro carriles. Hoy es un proyecto inviable, mientras no haya seguridad.